26 julio 2007

Educar al soberano.



Esa idea de educar al soberano sigue vigente, aunque las prácticas sociales son otras actualmente.

La escuela - y todo lo que ello implica: institución, jerarquías, profesores, alumnos, exámenes - intenta seguir apuntando hacia la humanidad en su sentido clásico, pero en la práctica sólo una parte de esa supuesta humanidad cae bajo la órbita de la educación de la modernidad.
Con la idea de progreso del iluminismo, la educación aparecía como una forma fundamental de volver útiles a los individuos.
Caída la cuestión del progreso por su imposibilidad práctica, ¿sigue siendo la escuela un lugar que vuelva útiles a los individuos para la sociedad?

Este “concepto práctico” de hombre podría significar que sólo es hombre aquel que se inserta en las redes del mercado, quien participa del conjunto de los consumidores, quien se ve reflejado y se espeja en una pantalla de televisión, quien accede a la salud.

Mientras tanto, quienes todavía permanecemos en el mercado y la cultura, actuamos como si ése fuera el conjunto de hombres libres, iguales y fraternos, es decir que seguimos pensando desde los ideales de la modernidad, salvo que no todos los hombres forman parte ahora de esta humanidad en la modernidad tardía.

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